lunes, 14 de octubre de 2013


Biografia de Miguel de Cervantes Saavedra
(Don quijote de la mancha)

(Alcalá de Henares, España, 1547-Madrid, 1616) Escritor español. Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna.
Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas. Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes azarosos de su padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron que su formación intelectual, aunque extensa, fuera más bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de la picaresca estudiantil de la época.
En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó anquilosada. Cuando, tras varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde adquirió un gran conocimiento de la literatura italiana), regresaba de vuelta a España, la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar el rescate exigido por sus captores.



Fernando de Rojas
(La celestina)

(La Puebla de Montalbán, España, 1470 - Talavera de la Reina, id., 1541) Escritor español, autor de La Celestina. Fernando de Rojas procedía de una familia acomodada de judíos conversos de cuatro generaciones que fue perseguida por la Inquisición. Estudió derecho en Salamanca y, como todos lo estudiantes salmantinos de aquella época, debió de cursar tres años obligatorios en la Facultad de Artes, por lo que seguramente conoció los clásicos latinos y la filosofía griega. En posesión del título de bachiller en Leyes, para el que tuvo que estudiar nueve o diez años, comenzó a ejercer como abogado en Talavera, de donde llegó a ser alcalde.Se cree, casi con certeza, que escribió un solo libro, pero de una importancia fundamental en la historia de la literatura: La Celestina. La primera edición que conservamos de la obra fue publicada anónima-mente en 1499, en Burgos, con el título de Comedia de Calisto y Melibea. La obra está escrita como una pieza de teatro, en forma dialogada, y dividida en actos; la primera edición tenía dieciséis actos y las de 1502, tituladas Tragicomedia de Calisto y Melibea, veintiuno. Pese a este carácter de obra dramática, su extensión la hace casi irrepresentable. La obra fue escrita para ser leída en voz alta en un círculo de humanistas u oyentes cultos, los cuales pudieron haber hecho aportaciones; se sabe que el manuscrito circuló bastante antes de que el autor lo entregase a los impresores. Se calcula que de 1499 a 1634 se publicaron 109 ediciones en castellano, no sólo en España sino también en otros países de Europa, donde además fue traducida a diversas lenguas.
En la Carta del autor a un su amigo, que precedió a la obra en la edición de 1500 (Toledo), Rojas declara que encontró escrito el primer acto y le gustó tanto que decidió completar la obra. Esta afirmación ha sido corroborada por la mayoría de estudiosos de La Celestina: de este modo, el extenso acto I (ocupa cerca de la quinta parte de sus páginas) habría sido escritor por una autor cuya identidad aún no ha sido verificada (Rojas mencionó en la Carta a Juan de Mena y Rodrigo Cota como posibles autores). Rojas también aclaró que los "argumentos" o resúmenes que preceden a cada acto fueron añadidos por los impresores. A esta edición se agregaron, además, once octavas acrósticas escritas por Rojas y, al final del libro, seis octavas escritas por Alonso de Proaza, un humanista que fue el corrector de la edición y que reveló cómo por los acrósticos se puede saber que Rojas es el autor del libro, ya que la Carta del autor a un su amigo no llevaba firma.

Fernando Soto Aparicio
 (Mientras llueve)

Fernando Soto Aparicio(Colombia, 1933), ha dedicado toda su vida al ejercicio de la palabra. Cincuenta y cinco libros publicados, centenares de artículos en periódicos y revistas del país y de otros idiomas y latitudes, guiones para cine, y cerca de cinco mil libretos para programas dramatizados de televisión, así lo certifican. Además, en numerosos escenarios del exterior, y en casi todos los rincones del país, ha hecho presencia con sus conferencias, talleres, tertulias y conversatorios  entre docentes, particulares y estudiantes de distintos niveles, tanto en primaria como en secundaria y en los diferentes procesos universitarios de pregrado, posgrados y especializaciones. Ha cultivado con la misma pasión y fortuna los más disimiles géneros literarios: novelas, poemas, cuentos, obras de teatro, literatura infantil y juvenil. Sus libros poseen una extraña vigencia, y es así como obras publicadas hace medio siglo siguen leyéndose porque no han perdido actualidad, y son testimonios vivos, beligerantes, combativos, de la realidad colombiana y de la dolorosa historia de América. Su prosa tiene el poder de la denuncia, pues Soto Aparicio nunca le ha tenido miedo a la verdad, porque considera que el escritor es el vocero de una sociedad muda; su poesía es cálida y comunicante, y hace años que en diferentes sitios de nuestro idioma los enamorados la utilizan para manifestar sus sentimientos y llegar, con el poder de las palabras, hasta la persona que aman; la cólera, la ironía y el humor negro, y casi siempre una honda vena de ternura y de esperanza, son características esenciales de su trabajo, así como la devoción por la mujer, ciudadana por excelencia de un mundo al que sólo ella podrá reconstruir desde las ruinas.









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